sábado, 30 de agosto de 2008

Esperar...

Nos pasamos la vida esperando cosas que nos gustaría que fueran, pero que siempre acaban por no llegar. Promesas, esperanzas, sueños, ilusiones... Se dice que hay que luchar por lo que se quiere, pero quien lucha y no ve beneficios se derrumba y se siente derrotado. ¿Por qué no vivir el presente, aceptando lo que nos ofrece la vida, con todas sus penas y alegrías? ¿Por qué perseguir sueños incumplidos que sólo conseguirán partir nuestra alma en dos mitades más, cada vez que fracasamos? ¿Por qué tanto masoquismo de ir siempre en busca de lo inalcanzable? ¿Por qué lo cercano y accesible nos parece siempre tan poco valioso?

No es lo que poseemos lo que nos da fuerzas para seguir hacia adelante; quien tiene todo lo que desea no sabe hacia dónde dirigirse. Lo que nos impulsa a luchar, a avanzar, a aprender y a vivir es la posibilidad de alcanzar aquello que anhelamos. Cuando cumplimos un sueño, o lo acabamos matando por doloroso, aparece otro, y luego otro... Quien no sueña ni desea, no vive, sólo participa en su vida. Una vida vacía y rutinaria, en la que no aprecia lo que realmente tiene ni ve valor a lo que no posee.

Nacer, crecer, reproducirse y morir... ¿Es realmente eso para lo único que existimos? Si fuera así, no nos diferenciaríamos de otros animales. En realidad somos la especie más débil: los únicos en tropezar constantemente con la misma piedra, los únicos que deseamos cosas y personas que no tenemos, los únicos que basamos nuestra vida en alcanzar objetivos... En cuanto algo falla, nos rompemos en pedazos como un jarrón que cae al suelo, vulnerables de ser devorados por cualquier deprededador. Y en eso se basa nuestra existencia: soñar, luchar, vencer y ser vencido, levantarse, hacer locuras y repetirlas... Si a mi vida sólo le quedara reproducirse y morir no perdería el tiempo en escribir mis pensamientos, me dedicaría a provocar un macho que me hiciese una cría y me quitaría la vida. Por suerte, aún tengo muchos objetivos marcados a los que me gustaría acceder, y desde aquí y ahora me prometo que cada vez que caiga, me levantaré con la cabeza bien alta, cada vez que un bache se coloque delante de mi camino, lo esquivaré, y cada vez que alguien intente sacarme de mi sendero, no le dejaré salirse con la suya.

lunes, 18 de agosto de 2008

Esa gran desconocida: la Fisioterapia

Esta entrada está orientada a romper con todos esos mitos que se tienen sobre la fisioterapia y los fisioterapeutas. La necesidad de aclararlo fue creciendo poco a poco, a raíz de comentarios un poco ofensivos para quien se lo toma a pecho, pero que en realidad dan pena y hay que solucionarlos. Hablando con unas antiguas amistades sobre mi carrera, salió su gran pregunta:

-Pero, ¿ya sabes dar masajes?
-Sí, los vemos en 1º, un mes y medio aprendiendo a dar masajes un día a la semana.
-Y entonces, ¿qué haces el resto de la carrera? o.O

Os lo repito... En su momento me molestó, pero en realidad me da un poco de pena. Aunque la chispa que me activó para decidir iniciar un remedio a tan bestial ignorancia fue hace unos días: Sentada en el salón, de relax con la familia, viendo la televisión. Echaban el MIR, la serie de tele5 paralela a Hospital Central, que enfoca la vida de un hospital en que: está lleno de estudiantes desde que están en 1º de carrera que se pasan la vida de prácticas y no dan clase, que se enrollan con sus adjuntos, que siempre se meten en líos... Y además, lo más normal del mundo es que el paciente continuamente cuestione la decisión del médico y le meta en problemas. Es que los pacientes de estas series saben más medicina que cualquier titulado en ello... Aunque el hecho puntual fue que una de las residentes le presentó un amigüito suyo a una amiga para que se lo ligara: "pues tía, tengo un amigo que es fisio, ya sabes, masajitos...".

Aparte de que el muchacho, por ser fisio y dar masajes, tenía que estar tremendamente bueno, los fisios son todos unos promiscuos y unos calentorros... Es cierto que nosotros avivamos el mito con el lema "Estudio fisio por sexo y vicio"... Pero eso es sólo en 1º de carrera, y con conocimiento de lo que realmente supone lo que hacemos, pero dejándonos llevar por un puñado de hormonas de estudiantes semidesnudos practicando entre ellos. Obviamente, la cosa cambia delante de un paciente.

Aunque hay poca gente que conozca la existencia de esta ciencia, los que acuden a ella la respetan, y lo que dice el fisio bien dicho está. El fisio te obliga a hacer los ejercicios y gracias a eso te recuperas. El fisio te dice que hagas una cosa y es porque esa cosa vale. No lo ponen tanto en duda como en las series de televisión. Y los que lo ponen, al menos se toman las molestias de hacer caso y posteriormente comprobar los resultados.

Pero no escribo esto para enseñaros en qué consiste ser paciente de fisioterapia... En realidad, quería escribir para enseñaros lo que hace un fisioterapeuta, por lo que os pondré ejemplos de lo más diversos para ver si de una vez desaparece el gran mito masajístico sensual para ligar con chicas guapas.

Aclararé primero lo que significa el concepto de "fisioterapia". Es la terapia física, es decir, curación a través de medios y agentes físicos, tales como el movimiento, la radiación electromagnética, las corrientes eléctricas, el calor, el frío, el agua...

Empezando con algo sencillo y más popular, un chaval de 12 años jugando al fútbol con sus amigos se cae y le diagnostican un esguince de rodilla. Pues bien, el esguince es una lesión en un ligamento. El propio cuerpo humano es el responsable de la curación de esa lesión. El fisioterapeuta no es un mago capaz de pegar algo que se ha roto. Traspasados unos días, cuando el ligamento del niño ha producido material suficiente para unir ambos extremos rotos, es cuando entra en juego el fisio, ayudando a esa mole de células organizadas en un caos a orientarse de una forma tal que resulte favorable para recuperar el estado sano del ligamento y la rodilla. Aparte de eso, durante el periodo inflamatorio el niño ha debido mantener reposo, seguramente con un yeso o venda puesto por el traumatólogo... Toda articulación inmovilizada comienza a destonificar el tono muscular de los músculos correspondientes, por lo cual el fisioterapeuta se encargará de enseñar unos ejercicios al niño para potenciar la fuerza muscular, además de reeducar la propiocepción del ligamento para evitar que recidive el esguince, todo esto acompañado de un fortalecimiento de los músculos protectores de esa rodilla para que sean capaces de reaccionar a tiempo y eficazmente ante otra situación potencialmente peligrosa para la rodilla del niño.

Siguiendo con lo fácil y popular... La fisioterapia deportiva se encarga de optimizar el entrenamiento y el rendimiento de los deportistas, además de habilitarles en "tiempo récord" para que puedan seguir compitiendo. Bien, todo eso es un mito. Aquél jugador que se rompe el menisco un día, y a los días juega un partido como si nada... Es por la cantidad de anestésicos y los apaños del fisio en su misión de conseguir que el jugador juegue... Pero lo único que hace es multiplicar el número de problemas de la lesión. Así que no penséis que existen los milagros ni los pacientes tremendamente fuertes.

Complicando el asunto: Una mujer operada de la artrosis de cadera, con una prótesis. Tras la operación es difícil andar. Tiene que estar ahí el fisio moviendo su cadera y ayudando a ganar amplitud de movimiento para que la mujer vuelva a hacer su vida normal. Por suerte, como las prótesis crean una articulación falsa, no hay retracciones en tejido articular. Pero hay que potenciar los músculos.

Entremos en tema neurológico: un paciente con un derrame cerebral, que le ha ocasionado una hemiplejia (a grandes rasgos, una pérdida de movilidad en la mitad del cuerpo). Pues bien, el caso se complica... Aquí no basta mover al paciente y enseñarle ejercicios para que gane fuerza. El fisioterapeuta se encargará de reorganizar las estructuras dañadas en su cerebro que le imposibilitan el movimiento, y de esta forma el paciente podrá volver a aprender a moverse, a andar... Pero es un proceso muy difícil y largo, y hay que entender que un paciente con este problema, así como su familia, no lo pasen emocionalmente bien.

Ahora imagináos cuando pasáis demasiadas horas en la misma posición, el dolor al intentar estirar las piernas o simplemente moverse o cambiarse de posición... Pues traslademos esto a un paciente encamado por meses en la Unidad de Cuidados Intensivos... No puede levantarse y darse un paseo para "estirar las piernas" o "que le dé el aire". Tiene que tener a un fisioterapeuta que todos los días le mueva cada articulación de su cuerpo para no quedarse completamente inmóvil y, si es posible, que le haga unos ejercicios para que mantenga la fuerza muscular, aunque si el paciente está en coma no se podría dar el caso.

Más raro aún, ya que poca gente conoce este uso de la fisioterapia: Un paciente al que han abierto en canal, me da igual que sea el pecho, el abdomen... Tras la operación, queda enchufado a un respirador automático. Para quien no lo sepa, la respiración se produce gracias a la acción de músculos, entre los que también cobra un papel importante los abdominales. Imaginad en este caso que han quedado debilitados. ¿No se necesitará un fisio que ayude a volver a respirar por uno mismo y librarse del respirador y poder volver antes a casa?

Podría tirarme la vida inventando casos y dándole un uso a la fisioterapia... Pero espero, con lo demostrado hasta ahora, haber alejado un poco de la mente de quien me lea la idea de fisio=masajes.

sábado, 2 de agosto de 2008

Zapatos

Parecerá una estupidez, pero siempre quise escribir un tema al respecto... ¿Por qué da igual el dinero que me deje en unas botas o unas sandalias o cualquier tipo de calzado..., si al poco tiempo acaban destrozados ellos o destrozados mis pies? ¿O ambos? Una vez dijo Nancy: "These boots are made for walking"... Pues hija, ya me puede explicar dónde coño las compró... Porque lo que es yo... No hay nada que me pueda poner en los pies y que siga entero después de un día fuera de casa.

Y las niñas monas que van con sus zapatitos nuevos, con tu chúpame-la-punta, sus taconcitos, sus medias... Ahí muy monas ellas... Se van de fiesta. Camino a la plaza: kilómetro y medio andando, la mitad cuesta arriba, el 40% cuesta abajo y el resto escaleras o medio llano... ¿Cómo coño aguantan? ¿De dónde sacan esa capacidad de aguantar, y con unos zapatos ultrarresistentes? Y no digamos las que se vayan más lejos... Pues aquí está e secreto... Aguantarán los zapatos..., pero no los pies. Es muy agradable ver a una mujer bonita con un vestido bonito y unos zapatos bonitos... Pero... ¿Y cuándo la chica te pregunta: "Oye, ¿tienes una tirita? Que tengo heridas en los pies" ? ¡¡¡Ajáaaa!!! O sea, que eres humana!

Siento deciros que aunque en mi cabeza parecía que el tema daría para más... No ha sido así. Pero aquí lo dejo. Aunque me hubiera gustado despotricar más al respecto. Un saludo.

\\Debbie//